Siempre vuelve a amanecer

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SIEMPRE VUELVE A AMANECER

miércoles, 4 de julio de 2012

DISCAMINO (72): crónica de una larga jornada

          Ayer "disfrutamos" del día más largo de lo que va de Camino. No os asustéis porque haya puesto entre comillas la palabra disfrutar porque lo cierto es que lo pasamos bien de verdad. No obstante, la dureza de la etapa y un par de cosillas a mayores, hicieron del día una mezcla de sensaciones: de alegría y triunfo por un lado y de cansancio cercano al agotamiento y mala leche por el otro. En definitiva, el Camino en su plenitud, reflejo fiel de lo que es la vida, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Alguien hizo un día un documental sobre el Camino y le puso un título que hacia referencia a algo así como que no era TODO UN CAMINO DE ROSAS. 
          La jornada comenzó a las seis de la mañana como todos los días. Entre levantarnos, asearnos, despertar a Gerardo a empujones, vestirnos, desayunar, recogerlo todo, rehacer por enésima vez los macutos, preparar las bicis, llenar los bidones de agua, sacar las bicis a la calle, sacar a Gerardo y a Antonio a la calle,... en fin, lo normal, se nos hicieron las 07:50, hora en la que empezamos a pedalear.
          ¡¡Caramba!! Acabo de releer el párrafo y creo que tengo que aclarar algo. Me refiero a lo de despertar a Gerardo a empujones. Lo normal, bueno, corrijo y digo... lo habitual es que él se despierte en torno a las cinco de la mañana y con su dulce voz de grajo desafinado, esa que todos tenemos al pronunciar las primeras palabras del día, si antes no nos hemos bebido un vasito de agua, con esa "vocecilla" y un par de meneos a mi litera me dice: "¡¡Javier, llévame al baño!! Tengo pis, Javier llévame al baño!!" Por lo general en ese momento acostumbro a acordarme de su padre, de su madre y de toda su parentela pero en fin, que no es de eso de lo que hablamos ahora. La cuestión es que la noche anterior nos habíamos acostado tardísimo porque los de La Maleta eligieron ese día para grabar la escena de las cenas de Antonio y Gerardo y entre unas cosas y otras no llegamos de regreso al alojamiento hasta las once y pico. Entre poner pijamas, lavar dientes, vaciar depósitos, poner gotas en los ojos y pomada en las rozaduras del sillín, no le dimos las pastillas hasta las once y media pasadas con lo cual el efecto de la que toma para dormir lo tenía todavía activo a la hora de salir del saco. Primero le dí una par de toques en los pies y al ver que no respondía se los di en los hombros pero... que si quieres arroz Catalina. Lo agarré por los dos hombros y le di un buen meneo. Nada. Entonces fue cuando la emprendí a empujones y le bajé la colcha hasta la cintura. Su reacción fue agarrarse a ella y tirar con fuerza hacia arriba pero no le dejé. Dio un bufido de rinoceronte y dijo con voz lastimera y aún adormilada, "¡TENGO SUEÑO!" Un par de zarandeos despiadados más tarde volvía a resoplar y se sentaba en la cama.
          Como dije antes, a las 07:50 estábamos ya pedaleando. Lo primero que hicimos antes de salir de Astorga fue acercarnos a la zona de la Catedral y el Palacio de Gaudí para hacernos una foto de recuerdo y despedida.


          Abandonamos la ciudad en sentido descendente lo cual no fue un presagio de futuras bajadas sino el inicio de casi 30 kilómetros de subida. Los primeros 21 se llevaron de maravilla y en medio de ellos, en una de las pistas que pisan los peregrinos caminantes, dimos cumplimiento al deseo de mi amigo Jens haciendo con piedras una cruz flanqueada por una "J" y una "K".

AQUÍ ESTÁN TU CRUZ Y TUS SIGLAS, DE JENS y KRISTEN o DE JESUS KRISTUS, COMO TU ME PEDISTE.
 UN ABRAZO QUERIDO AMIGO
           Comimos el bocadillo en Rabanal del Camino, después de esos primeros 21 fáciles kilómetros de los que hablaba. La cosa se iba a complicar a continuación. Seis duros kilómetros hasta Foncebadón y otros dos durísimos a la Cruz de Ferro. Llevaríamos un par de esos ocho kilómetros de suplicio cuando nos alcanzó un personaje singular. Dijo llamarse David ("Deivid" porque es irlandés). Vestía camisa, pantalones piratas y unos botines de fina suela. Montaba una bicicleta plegable de rueda de 20" y unía los botines a los pedales con un trozo de cinta. Se presentó, nos presentamos y nos preguntó por nuestra extraña bicicleta. Le expliqué lo nuestro antes de hacerle ver que él no era el más indicado para hablar de rarezas. Se rió con ganas y, señalando el triciclo de JavierDeCórdoba y la bici con carrito de Dani, dijo que más parecíamos un circo que un grupo de peregrinos. Nos acompañó hasta la Cruz de Ferro y, después de habernos pedido permiso, esperó allí durante una hora por nosotros y finalizó la etapa a nuestro lado. Después de llegar a Toral con nosotros seguiría hasta Villafranca él solo. Todo un personaje este David. 

TODO UN DETALLE EL DE DEIVID AL PLEGAR LA BICI PARA QUE GERARDO VIERA COMO SE HACÍA. BUEN CAMINO, IRLANDÉS BOSTONIANO
          Ya en la Cruz de Ferro dimos cumplimiento a la petición de nuestra amiga Goya que nos había entregado un colgante para que lo depositáramos al pie de la Cruz y que lo hiciéramos con una intención muy especial que nos dijo pero que nos desvelaremos.


 GOYA, TU DESEO QUEDÓ CUMPLIDO. EL COLGANTE DESCANSA AHORA AL PIE DE LA CRUZ POR EL MOTIVO QUE TÚ NOS DIJISTE
           Antes dije que David esperó más de una hora por nosotros y el motivo fue que La Maleta continuó con la grabación de su DESORDEN DE LOS SENTIDOS. Una vez que todo quedó a gusto del director bajamos todos del montículo y cuando digo todos me refiero a que subimos todos, todos, hasta el apuntador. Primero subimos Dani y yo a Gerardo que recitó una oración que el mismo había compuesto hacía tiempo en el ordenador de mi casa en uno de esos día en los que no le apetecía entrenar, rara avis. No obstante diré que tuve que aplazar muchas veces la composición de esa oración porque estaba empeñado en escribirla a toda costa porque estaba empeñado en rezarla al pie de la Cruz de la Ferro. Dice así:
HOLA CRUZ DE FERRO DEL CAMINO DE SANTIAGO. 
SOY UN PEREGRINO Y UN AVENTURERO. 
SIEMPRE HAGO MUCHOS AÑOS EL CAMINO DE SANTIAGO. 
POR TODA ESPAÑA Y POR TODO EL MUNDO HAY MUCHAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD. 
LAS BUSCAMOS PARA IR AL CAMINO CON NOSOTROS. 
MUCHAS GRACIAS CRISTO.AMEN.
          Cuando Gerardo acabó su oración subimos también a Antonio en su silla entre su padre, Dani y yo. Allí se produjo el encuentro entre los dos protagonistas del DESORDEN y ellos depositaron su piedra al pie de la Cruz.
          Salimos todos juntos pedaleando hasta que llegamos al final de las subidas una vez pasado Manjarín. Allí montamos a Gerardo en el coche de la familia de Córdoba para que bajara con Carmen y Cristina los peligrosísimos 15 km que hay hasta Molinaseca. ¿Podéis imaginar que tardáramos una hora completa de sesenta minutos enteros en bajar en bicicleta 15 kilómetros? Pues así fue. Un verdadero peligro en el triciclo. JavierDeCórdoba le echó valor y bajó con Antonio, complicado también pero con respecto a nosotros cuenta con la ventaja del escaso peso de Antonio y, sobre todo, con la quietud del niño en la silla. Gerardo es un bloque macizo de 80 kilos que se mueve más que un tentetieso y te da un susto en cualquier momento en el que se le ocurre moverse.
          Al llegar a Molinaseca nos cepillamos un fantástico bocadillo vegetal que nos preparó Carmen, cruzamos el puente medieval para que quedara registrado para el documental y recibimos la agradable e inestimable visita de un grupo de templarios ciclistas. Son de Ponferrada, miembros del club RUTAS DEL BIERZO. Había contactado con uno de ellos, bueno, con una, porque con quien lo hice fue con Susana, y se ofrecieron a acompañarnos desde Molinaseca a Toral de los Vados previo paso por su preciosa ciudad donde nos retratamos delante de su maravilloso castillo Templario. Para el cruce de Ponferrada lograron que nos escoltara una patrulla de motoristas de la Policía Local, lo que hizo que el tramo fuera rápido y seguro. Lástima que esa seguridad no nos sirviera para evitar que uno de ellos tuviera un percance con su bicicleta del que afortunadamente sólo salió magullado y con el casco roto. Esperamos de corazón que la cosa no fuera a mayores al enfriar, ¿vale Fernando? 

CARLOS-ANGEL-SUSANA-FERNANDO-ROBERTO-MIGUELMUCHÍSIMAS GRACIAS DE TODO CORAZÓN POR VUESTRA AYUDA, ESPECIALMENTE EN LAS CUESTAS. NO SE LO DIGÁIS A NADIE, ¿VALE? 
           La parte negativa del día continuó con un inoportuno pinchazo, ¡cómo no!, de la rueda trasera del triciclo de Gerardo. En fin, gajes del oficio. Lo repararon ellos mismos en un tiempo record y continuamos hasta Toral de los Vados donde fuimos amablemente recibidos, en este orden, por:
*Antonio, autor de un genial blog sobre el pueblo 
*David, uno de sus dos policías locales e hijo de mi amigo Isidoro, policía de León
*Pedro, al Alcalde de la localidad
      y
*David, Concejal de cultura
           Nos dieron alojamiento, cena y desayuno. Un verdadero e inmerecido lujo que agradecemos profundamente. Esta mañana, antes de marchar, recibimos la visita de Sergio, Teniente de Alcalde, que se interesó por nuestro proyecto y nuestra estancia en su pueblo. De paso nos hizo un croquis para que nos resultara más sencillo llegar al enlace hacia Villafranca del Bierzo. Insisto, un lujo de personas y de localidad. David, el policía, finalmente nos escoltó hasta el fin del término municipal. Una vez más, muchas gracias.
          Pero eso ya sucedió hoy y estábamos hablando de ayer, aunque ya queda poco más que añadir. Sólo que fue con mucho la etapa más larga y la más dura. Setenta y siete, sí, 77 kilómetros que incluyeron los más de 1500 m de altitud del puerto de la Cruz de Ferro. Subimos en las bicis a las 07:50 y nos bajamos de ellas a las 17:30. No me extraña que Gerardo dijera al llegar que tenía callos en el culo de tanto ir en bici.

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