...uno no llega a saber hasta donde está la gente dispuesta ayudar. Tal vez os parezca extraña esta afirmación pero seguro que cuando acabéis de leer lo que sigue la entenderéis perfectamente. Antes de embarcarnos en esta aventura le dimos un montón de vueltas a las opciones que teníamos de conseguir la financiación necesaria para llevar a buen puerto la nave del DisCamino. Cada uno dio su opinión y, una vez descartada la opción del gran patrocinador, de entre el resto de las ideas presentadas elegimos las que nos parecieron más adecuadas, a saber, la venta de kilómetros y la rifa. Lo primero era relativamente sencillo: bastaba con difundir convenientemente el proyecto y confiar en la generosidad de las personas. Pero, para lo segundo, para la Rifa, volvíamos a tener la necesidad de encontrar alguna o algunas empresas que nos hicieran de sponsor. Después de revolver Roma con Santiago (nunca mejor dicho), encontramos lo que necesitábamos:
1.- un amigo y compañero que tiene una bodega de buen vino del Rosal, "A NOSA ADEGA", que nos regala una caja de lo mejor de la casa... muchas gracias Santiago Dafonte.
2.- un amigo de un compañero que nos regala un vale para una cena para dos personas en su magnífico restaurante... muchas gracias Pepe por la gestión y muchas gracias Jose, propietario del ASADOR SORIANO.
3.- un empresario del mundo de la bicicleta, propietario de la tienda más grande de Vigo, conocido de mi jefe directo... muchas gracias Javier por la mediación y muchas gracias a Andrés, propietario de BICI O'CON.
4.- una empresa de material deportivo afincada en Vigo, puntera en el mundo de la carrera a pie... muchas gracias a Coe por la mediación con NEW BALANCE y a su "Jefa", gerente de ALFICO.
¿Y lo de no molestar? Ahora llega el momento de responder a esta pregunta. El otro día se me ocurrió entrar en la panadería de al lado de casa y dejarle a Begoña, la dueña, esposa de Quique, el dueño, una tarjetita con los datos del DisCamino. Mi intención era pedirles que nos cogieran unas cuantas rifas para venderlas a los clientes de más confianza, a esos que no dudarían de la buena fe del proyecto si venía avalado por sus panaderos de toda la vida. Le pregunté si tenían internet y, como me dijo que sí, que en casa tenían, le entregué la tarjeta y le pedí que le echaran un vistazo al blog. También le dije que al cabo de unos días le explicaría el por qué de esa extraña petición. Ayer por la tarde entré a comprar un bollo y oí que me llamaban desde la parte de dentro, la zona del obrador del pan. Era Quique. Me dijo que lo había leído todo y que quería echarnos una mano como fuera. Se ofreció a lo que más nos conviniera: "¿Quieres que compre kilómetros? Catedrales no puedo porque ya no quedan. Es una pena que ya tengas la rifa cerrada porque podíamos colaborar con uno de los premios, por ejemplo, pan gratis durante una temporada. Si me lo llegas a decir antes..." Le expliqué que mi idea era que ofrecieran rifas a los clientes de confianza y me dijo que sí, pero que las rifas las compraban ellos. "Dame tres talonarios que ya me los quedo yo". Al final le di dos para que los pusiera a la venta con la posibilidad de pedirnos más si los vendía todos. Dijo que por supuesto y que si no los vendía se los quedaría él. Esta tarde me dijo que ya había vendido 12 boletos. Muchas gracias Begoña y Quique, propietarios de la Boutique Balaídos Pan, en Balaídos, 71.
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