Siempre vuelve a amanecer

Siempre vuelve a amanecer
SIEMPRE VUELVE A AMANECER

domingo, 24 de junio de 2012

DISCAMINO (61): y llegó el día

          Después de haber estado tanto tiempo esperando el día de la partida, al final pasó lo que siempre pasa, que nos pilló el toro. Cosas pendientes y prisas de última hora fueron la tónica del ese día. Aún así, a las 10 de la noche (las 22:00, por si lee esto alguna Mosquetera que yo me sé), la furgoneta quedó cargada y guardada en el garaje. 
          Por cierto, hablando de cargar la furgoneta: Habíamos quedado en Balaídos con Luz, la monitora de ASPAVI que conduce la furgoneta que Isa nos había asignado tras la aprobación de la Junta Directiva del centro. Llegó puntualmente a la cita y nos dio las llaves y todas las explicaciones pertinentes. Dani se habia acercado a ayudarme con la intención de dejarlo todo listo. Allí mismo le quitamos las tuercas a la última fila de asientos, la sacamos de la furgo y la colocamos boca abajo sobre la fila del medio. Una vez que estuvo eso listo salimos de Balaídos y fuimos a mi casa para cargar mi equipaje y dejar el asiento en un rincón del garaje de donde nuestro compañero Isidro lo cogería el domingo al llegar de regreso, lo montaría y le devolvería la furgo a Luz. Dicho y hecho, bajé la bolsa y el resto de los trastos y lo ordenamos todo entre las bicis. Nos despedimos hasta la mañana siguiente y, mientras Dani cogía su coche, yo arranqué hacia la casa de la Sobreira que era donde pasaría la noche para poder la furgoneta en un sitio seguro. Estaba llegando ya al alto de la Garrida cuando de pronto tuve la sensación de que alguien me observaba. Me dí la vuelta y... ¿adivináis quien era el que me estaba mirando? Pues nada más y nada menos que la puñetera fila trasera de asientos que seguía haciendo el pino sobre la fila del medio. Me hubiera dado de bofetadas por merluzo pero... ¿para qué castigarme si la cosa ya no tenía remedio? Al día siguiente tuvimos que madrugar media hora más para hacer lo que no hicimos cuando debimos. ¡¡Menuda cagada!!
           El despertador sonó a las 5:45. Ducha, desayuno, besos de despedida, furgoneta fuera del patio, llamada a Dani para decirle que iba hacia su casa, asientos en el rincón en el que debieron haber quedado el día anterior, y... telefoneé a Goya para decirle que ya íbamos a su casa a recoger los bizcochos que nos había prometido para el primer desayuno. Bajó a la calle con las dos cosas que siempre la identificaron: su sonrisa y su manzana a medio comer. Nos dio los bizcochos (estaban riquísimos Goya) y una cosa que quiere que depositemos a los pies de la Cruz de Ferro (allí la pondremos y lo haremos con la intención que nos dijiste). A las 7:20 recogimos a Isidro y a su hijo Ero y enfilamos hacia la carretera Provincial para subir a Gerardo y salir hacia Roncesvalles.

NO PARO DE HABLAR NI UN SEGUNDO DESDE QUE SUBIÓ EN LA FURGONETA
          El viaje fue tranquilo. Una parada para el bocata de media mañana y otra para la comida. A las 17:30 llegábamos a nuestro punto de destino del sábado, punto de origen del Discamino. JavierDeCórdoba, Antonio, su mamá Carmen y su hermanita Cristina llegaron a las 20:00. Una cena rápida y a las 22:00 a la cama que al día siguiente había que madrugar para empezar la aventura. 
DISFRUTANDO DE LA EMPANADA QUE HIZO LA MADRE DE GERARDO

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