Siempre vuelve a amanecer

Siempre vuelve a amanecer
SIEMPRE VUELVE A AMANECER

domingo, 3 de mayo de 2015

DISCAMINO (119) [2014.18]: Roma-Veintimiglia con Gerardo (6ª parte)... Altopascio-Carrara

LAS TRES ETAPAS QUE EN EL PLAN ORIGINAL IBAN DESDE FLORENCIA HASTA SESTRI LEVANTE ESTABAN PATROCINADAS POR "PROFAND-PRODUCTOS DEL MAR". LA PEQUEÑA MODIFICACIÓN DE RUTA HIZO QUE NO PASARAMOS POR FLORENCIA PERO ESO NO QUITÓ PROTAGONISMO NI MERMÓ UN ÁPICE NUESTRO AGRADECIMIENTO A LA EMPRESA PROFAND QUE FUE NUESTRO MASCARÓN DE PROA HASTA QUE LLEGAMOS A LA HERMOSA CIUDAD MARÍTIMA DE SESTRI. 

          La jornada empezó a las ya habituales 05:30 horas de la madrugada. Al tener tantos compañeros de albergue, nos vimos obligados a movernos a oscuras y en silencio, algo que hasta ese momento no habíamos tenido que hacer. Enseguida valoramos la suerte habida hasta entonces porque no hay nada más fastidioso que tener que vestirse y recoger sin ver lo que estás haciendo (a no ser que uno se llame Gerardo, sea ciego y esté feliz como unas castañuelas desde primera hora del día).
          Cuando todo estuvo recogido, salimos a la calle a desayunar en los bancos que había delante del albergue. MariMar ya tenía casi todo listo así que sólo tuvimos que empezar a "rillar" trozos de pan con mermelada, vasos de zumo con cereales y fruta. 
NO ES EN ABSOLUTO DE EXTRAÑAR QUE TANTO VERO COMO VITO Y ESTELA ESTUVIERAN ABSORTOS MIRANDO COMO GERARDO SE PONÍA LAS ZAPATILLAS. EL RITUAL DEL COLEGUILLA ES ARTE VERDADERO: AFLOJAR LOS CORDONES, SEPARAR LA LENGÜETA, ABRIR LA ZAPATILLA, METER EL PIE, IR CERRÁNDOLA POCO A POCO MIENTRAS SE VA TIRANDO DEL CORDÓN, IGUALAR LAS DOS PUNTAS, HACER LA PRIMERA LAZADA, APRETAR, PREPARAR LAS DOS OREJAS E IGUALARLAS, ATAR LA UNA CON LA OTRA Y DARLE LA VUELTA AL RESULTADO PARA QUE QUEDEN LOS CORDONES EQUILIBRADOS Y EQUIDISTANTES, HACER UN DOBLE NUDO PARA QUE NO SE SUELTE Y....VOILÁ.
          Un par de minutos antes de las siete nos subimos a las bicis y empezamos a pedalear rumbo a Lucca y Carrara, tierra del mármol, destino final de la etapa del día. En un abrir y cerrar de ojos recorrimos los algo más de dieciséis kilómetros que nos separaban de la tierra de Vito. Mientras cruzábamos la ciudad nos fue dando pinceladas de su historia y me enseñó a mi algunas de las cosas que el día anterior ya habían visto los demás. 
ENTRE OTRAS, ESTA TORRE CORONADA POR JARDÍN
          Otros quince kilómetros más y nos plantamos en Valpromaro, un pequeño pueblo de la zona de Lucca (no me atrevo a decir "provincia" por no meter la pata). Vito nos llevó allí a tomar el bocata de media mañana porque conocía el refugio de peregrinos del lugar que, según dijo, era un sitio muy especial, al estilo de los albergues tradicionales del Camino de Santiago. Aquellos días estaba siendo atendido por dos hospitaleras voluntarias, Carla y Renza. Nos abrieron las puertas de "su" casa, sacaron sillas al jardín para que nos pusiéramos a descansar cómodamente al solecito y se fueron a hacernos un café. ¡¡¿Qué más se podía pedir?!! Fueron de lo más agradable y Vito se movió por allí como pez en el agua.
EN EL JARDÍN DEL ALBERGUE EN PLENA COMILONA
Y EL COLEGA QUE NO PERDÍA COMBA.
HASTA LE INDICABA A VERO
COMO DEBÍA HACER CON LOS DEDOS PARA DARLE MÁS GUSTIRRINÍN
          A la hora de despedirnos, Gerardo, como no, le dijo a Carla que tenía que probar el triciclo y ella, ni corta ni perezosa, y cariñosa al 100%, dijo que sí y se subió en el sillín de delante. Una vez bien colocada le dije que, para probarlo en condiciones, tenía que ponerse el antifaz que siempre llevo en la bolsa ya que, de esa forma, al no ver nada, podría acercarse a sentir realmente lo que siente Gerardo al pedalear. Pequeña cara de susto y sonrisa de recorte taurino pero...al final un como unas castañuelas. La llevé a dar una vuelta que agradeció enormemente y, según dijo, disfrutó a tope con los restantes 4 sentidos. Nuestros regreso con Carla coincidió con la salida de su compañera Renza del interior del albergue. Misma despedida, misma proposición y misma disposición, aunque con cierta reticencia inicial.  
UN PASEO SIMILAR Y, DURANTE EL RECORRIDO, UNA PEQUEÑA CHARLA SOBRE LOS "POR QUÉ" Y LOS "CÓMO" DE GERARDO. AL LLEGAR DE VUELTA...
...RENZA SE QUITA EL ANTIFAZ, BAJA DEL TRICICLO Y SE ABRAZA A GERARDO. LE BESA REPETIDAMENTE Y LLORA DESCONSOLADA. NO PUEDE CONTENERSE. ES EL MILAGRO DE GERARDO. UNA ALEGRÍA LA SUYA QUE HACE LLORAR A LOS QUE NO LE CONOCEN. SON LAS LÁGRIMAS DEL QUE IGNORA Y DE PRONTO SE ENCUENTRA CON UNA SITUACIÓN QUE LE SOBREPASA Y QUE HACE QUE ALGO SE LE ROMPA POR DENTRO.
          Le explicamos a Renza que no había motivo para el llanto, que Gerardo, como bien podía ella ver, era una persona feliz. Dijo que sí, que lo veía, pero que era incapaz de dejar de llorar. Le bendijo una docena de veces antes de separarse de él y, cuando lo hizo, se despidió de todos nosotros de forma muy cariñosa. 
          El final de etapa, en principio previsto para Sarzana, había sido desplazado por Vito hasta el albergue de Marina de Carrara. Cuando reanudamos la marcha faltaban algo más de 35 kilómetros para llegar allí. Fueron los más horribles de todos los que hasta el momento llevábamos hechos en Italia. El montón de tráfico, la barbaridad de descontrol en la conducción y la cantidad de tarados al volante con los que nos cruzamos hicieron que se nos pusieran los pelos de punta en más de una ocasión. La peor de todas fue cuando una descerebrada le hizo un adelantamiento de locos a Vero para, acto seguido, cerrarse de golpe y frenar delante de ella. Nuestra colega no se la comió de puro..., no, de puro no, de puto milagro. La pusimos a caer de un burro pero la zorra aquella ni se inmutó. En fin.
Y, PARA MÁS INRI,
LAS CARRETERAS CONTINUABAN SIN PIZCA DE ARCÉN
          Llegamos a Marina de Carrara bien tempranito. Nos frotábamos las manos pensando en la ducha y el ratillo de reposo extra que nos habíamos ganado por haber sido tan diligentes al madrugar y al pedalear a tan buen ritmo pero.... 
          Sí, claro, siempre hay un pero. Resulta que el albergue era parroquial y la persona de contacto don Marino, el señor cura, así que nos dirigimos directamente a la plaza de la iglesia. Íbamos un poco preocupados porque Vito había telefoneado varias veces al mosén y siempre había encontrado el teléfono apagado o fuera de cobertura (o sea, apagado). Toda nuestra preocupación desapareció al ver que el templo estaba abierto. Entramos a buscar a alguien que nos pudiera dar razón del albergue pero no había nadie en su interior, ni clérigos ni parroquianos. Salimos a la calle con cara de tontos, extrañadísimos de que la iglesia estuviera abierta y no hubiera nadie cuidando de ella. Tras una segunda revisión más exhaustiva, terminamos por darnos cuenta de que, efectivamente, "NO HABÍA NADIE." Vito volvió a telefonear y obtuvo la misma respuesta, nada de nada. 
EL PEREGRINO CLAUDE LLEGÓ AL ALBERGUE MIENTRAS ESPERÁBAMOS AL PADRE MARINO. CLAUDE ERA UN ROMERO FRANCÉS QUE IBA CAMINANDO HACIA LA CIUDAD SANTA Y QUE NOS DIJO QUE TRABAJABA EN UNA GRAN EMPRESA MULTINACIONAL ENCARGADO DE HACER LAS ENTREVISTAS DE  TRABAJO A LOS ASPIRANTES A LA PLAZAS VACANTES. FILOSOFÓ UN POQUITO ACERCA DE SU CUALIDAD PARA RECONOCER ENSEGUIDA DE "QUÉ VA LA GENTE" Y TERMINÓ DICIENDO QUE NUESTRO GRUPO ESTABA FORMADO POR BELLÍSIMAS PERSONAS, ESPECIALMENTE MI HERMANA MARIMAR Y YO. LE SONREÍ, LE DI LAS GRACIAS Y, EN INGLÉS LE DIJE QUE, EN CUANTO LLEGARA DE REGRESO A SU CASA, SE FUERA A PASAR LA ITV PORQUE LE ESTABA EMPEZANDO A FALLAR EL OLFATO. 
          Empezamos a preguntar a la gente que pasaba por allí y al tercer intento dimos con alguien que nos indicó que la casa del cura era la construcción que lindaba pared con pared con la iglesia. Llamamos varias veces a un timbre sin obtener respuesta y, cuando estábamos ya por desistir, la puerta se abrió y salió un hombre que, en nombre de don Marino, nos hizo entrega de las llaves del albergue, sito en la misma plaza, justo enfrente de la parroquia. No nos costó mucho convencerle para que nos dejara guardar el triciclo dentro del recinto de la casa parroquial ya que en el albergue no cabía. Quedó en estar al día siguiente a las 7 de la mañana para abrirnos y que pudiéramos recogerlo.
          El resto del día pasó sin pena ni gloria. Comida en un minipatio trasero del albergue a base de bocatas preparados con nuestras propias provisiones y cena de menú en un restaurante cercano. En medio de las dos pitanzas... siesta, paseo por el pueblo y un rato de trabajo para poder escribir ahora estas memorias. 
LO ÚNICO RESEÑABLE FUE LA BARBARIE A LA QUE NOS
SOMETIERON LOS MOSQUITOS DE LA ZONA.
AUTÉNTICOS CANÍBALES ALADOS DE LA VARIEDAD "JOPUTA"













No hay comentarios:

Publicar un comentario