Siempre vuelve a amanecer

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SIEMPRE VUELVE A AMANECER

viernes, 23 de enero de 2015

DISCAMINO (112) [2014.12]: Gerardo y el Papa Francisco

          Hace ya tiempo que tenía que haber escrito esto porque este blog es la referencia principal del DisCamino pero no siempre es posible hacer las cosas cuando tocan. Ahora que he podido poder un poco de orden en el caos que habitualmente me rodea, voy a disponer de tiempo para hacerlo. 
          El día 3 de Agosto, tal como estaba previsto en el plan de ruta, subimos a la furgoneta y emprendimos la marcha hacia Roma. 

BUENOS AMIGOS QUE VINIERON A DESPEDIRNOS: DAVID, MARTA Y MONTSE. DAVID Y MARTA ABRAZADOS A Y POR GERARDO Y MONTSE, COMO CASI SIEMPRE, DETRÁS DE LA CÁMARA DE SU IPAD. UNA ALEGRÍA INMENSA HABEROS VISTO ALLÍ.

          El primer día fuimos desde Vigo hasta Iruñela, un pequeño pueblo de la montaña Navarra. Allí fuimos acogidos en su casa por MariJose y los suyos, una parte de la larga familia que mi padre tiene en esa parte de España. El viaje fue pesado pero nada que ver con lo que nos iba a tocar vivir al día siguiente cuando tuviéramos que lidiar con los terribles atascos de las autopistas francesas. 

MARIMAR, GERARDO, YO, ESTELA Y VERO EN IRUÑELA. 
MARIJOSE, ALEJANDRO, ICIAR, PATXI Y LA PEQUEÑA HAIZEA, QUE SIGNIFICA VIENTO, NOS ABRIERON SU CASA. PARA CENAR ELLOS PONEN LAS TORTILLAS Y CHORIZOS Y NOSOTROS LAS EMPANADAS DE LA MADRE DE GERARDO. UNA PRECIOSA VELADA.


          El día 4 madrugamos para tratar de llegar a Albissola Marina antes de que se hiciera de noche. Por delante teníamos casi 1.200 kms, 1.156 según el Google Maps. En ellos estaba incluida la salida de España, el cruce de toda Francia y los primeros kilómetros de Italia. La teoría decía que... 1200 kms a 120 km/h = 10 horas, por tanto, si salíamos a las 7 en punto y parábamos lo estrictamente necesario, llegaríamos a Albissola entre las 6 y las 7 de la tarde. Ilusos de nosotros. No contábamos con los atascos de Pau, Toulousse, Narbonne, Montpellier, Nimes, Aix en Provence y Niza. Cuando llegamos a Albissola eran las diez de la noche y no sabíamos con qué cara presentarnos en casa de nuestra desconocida anfitriona, Antonia Visconti. Antonia es una peregrina amiga de Vito, peregrino también y buen amigo mío. Conocí a Vito el año 2005 cuando hice el Camino a pie desde Roncesvalles a Santiago con mi padre. El caprichoso destino quiso que, en esas mismas fechas, Vito conociera también a Antonia pero que yo, a pesar de estar en los mismos sitios los mismos días, no llegara a coincidir nunca con ella. Vito le habló a Antonia de nosotros y ella se lanzó al vacío y decidió darnos cobijo el día 14 de agosto cuando pasáramos cerca de su casa ya en plena peregrinación. La cuestión fue que, al hacer el plan de viaje Vigo-Roma, vi que nos coincidía la parada de la segunda noche muy cerquita de Savona así que, le eché morro y le envié este mensaje a Antonia:
Hola Antonia. Soy Javier, el amigo de Vito. He estado pensando mucho en tu generoso ofrecimiento de alojamiento para el día 14 de Agosto cuando pasemos por Albissola camino de Santiago procedentes de Roma pero...creo que es mucho abusar por nuestra parte. No sé como te atreves a abrirnos tu casa sin conocernos de nada. Así que... te hago una proposición: ¿qué te parece si nos das cobijo el día 4 de Agosto cuando pasemos con el coche hacia Roma? Así podrás conocernos y decidir si quieres dejarnos quedar contigo cuando pasemos de nuevo el 14, ¿qué te parece?
          No tardó en responder diciendo que sí, que por supuesto (luego confesó que no me había entendido del todo bien, que había creído que simplemente cambiábamos el 4 por el 14). Cuando llegamos, avergonzados por hacerlo tan tarde, enseguida nos hizo sentir como en nuestra propia casa. Se portó con nosotros como la más generosa de la hospitaleras del mejor albergue del Camino. 


CENAMOS CON ANTONIA Y UMBERTO, SU NOVIO. DORMIMOS COMO MARAJÁS Y DESAYUNAMOS COMO SI ESTUVIÉRAMOS EN UN HOTEL DE 5 ESTRELLAS. ELLOS FUERON LOS PRIMEROS ÁNGELES DE UN CAMINO CON MUCHOS ENCUENTROS CELESTIALES.

Y GERARDO, CÓMO NO, NO TARDÓ EN ENAMORARSE DE ANTONIA

          Al día siguiente volvimos a madrugar porque queríamos llegar pronto a Roma. Por la tarde teníamos que ir al Vaticano a recoger las invitaciones para la recepción con el Papa Francisco. Sí sí,... no estoy bromeando. Uno de los motivos principales, sino el único por el que Gerardo quería ir a Roma, era conocer al Papa. Durante los meses previos al viaje hicimos todo tipo de gestiones para conseguir estar en la recepción de los miércoles, esa en la que el Papa recibe a los peregrinos (y también a los turistas, por qué no) que acuden a Roma y que, de ese modo, mi amigo pudiera estrechar la mano de Su Santidad, Francisco I. 


CONSEGUIMOS UNA CARTA DE RECOMENDACIÓN DEL
RESPONSABLE DE LA PASTORAL SALESIANA DE VIGO...
...Y OTRA DE DON LUIS QUINTEIRO,
OBISPO DE LA DIÓCESIS TUY-VIGO.

          Obtuvimos y mantuvimos una entrevista con monseñor Carballo, una de las "manos derechas" del Papa, Ministro General de la Orden de Frailes Menores y Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Estuvimos con él cuando vino a Vigo a predicar en la novena del Cristo de la Victoria. Pero, entre nosotros, demasiado título para el poco caso que nos hizo.
          Mi compañero de trabajo Michel se hizo con la dirección de Twitter del Papa Francisco y le envió casi media docena de mensajes pero, por la ausencia de respuesta, suponemos que no lograron pasar el filtro de su secretwittario.
          Así que, como a pesar de tanta recomendación seguíamos a dos velas y veíamos la cosa chunga, me puse a rebuscar en internet y me enteré de que se podía enviar por correo ordinario una solicitud al Vaticano para pedir invitaciones para la recepción de marras. Había que escribir a... 


Prefettura della Casa Ponteficia 

00120 - Città del Vaticano 

          De modo que, para asegurar un poco nuestras opciones, descargué el formulario de la página del Vaticano, lo cumplimenté y lo envié por carta explicando quienes éramos y por qué queríamos asistir a la recepción. A los pocos días recibí la respuesta también por correo postal.

CUANDO RECIBIMOS ESTA CARTA NOS PUSIMOS LOCOS DE CONTENTOS.
POR  FIN TENÍAMOS ASEGURADO EL SALUDO DE GERARDO AL PAPA. EL OBJETIVO MÁS IMPORTANTE DE TODO EL MONTÓN DE TRABAJO QUE LLEVÁBAMOS HECHO ESTABA CONSEGUIDO.

          Así pues, a las siete en punto de la mañana estábamos de nuevo en la furgoneta para el último tramo del viaje. Aún nos quedaban 545 kms por delante y teníamos que llegar al albergue antes de las 13:00 porque a esa hora cerraban y no volvían a abrir hasta las 17:00. Vito había arreglado que nos encontráramos con Bárbara, su novia de Roma, en la entrada de la plaza de san Pedro. Teníamos que llamarla por teléfono cuando estuviéramos a 50 kms del final para fijar la hora del encuentro. A pesar de su casi inexistente conocimiento del español y nuestro nulo del italiano, conseguimos quedar a las 12:30 en la Vía de la Conciliazione, calle de Italia que desemboca en el Estado Vaticano. 
          Eran las 12:45 y Bárbara todavía no había aparecido. Lógicamente, estábamos histéricos. Ya nos veíamos tirados en la calle hasta las cinco de la tarde. Afortunadamente tenía el teléfono del albergue y llamé para decirles que ya estábamos en Roma y que en breve llegaríamos allí, que por favor nos esperaran un momento si nos retrasábamos. La chica de recepción fue extraordinariamente amable y nos dijo que no nos preocupáramos, que nos esperaría. De todos modos, por si acaso, MariMar y Alberto se fueron a pie a la Vía Vincenzo Ambrosio, lugar en el que se encontraba nuestro albergue, el Centro Pellegrini Sta Teresa Couderc. La idea era que hicieran el ingreso y cogieran las llaves para asegurarnos el descanso por si Bárbara seguía retrasándose. 
          Al poco de marcharse nuestros compañeros vimos llegar a una mujer a la que, en un primer vistazo, calificamos como un gran manojo de nervios sudando a chorros que viajaba dentro de un cuerpo grande montado en una moto pequeña. Era la novia de Vito y, en cuanto la conocimos, entendimos porque no podía ser más pequeña. De haberlo sido, de no haber tenido el cuerpo tan grande, no le hubiese cogido el corazón en el pecho, porque Bárbara era, es, porque sigue siéndolo, todo sonrisas, cariño y amabilidad. 
          Se disculpó por llegar tarde y, casi sin saludarnos, salimos volando hacia el albergue. Ella iba delante en su scooter y nosotros la seguíamos en la furgoneta. Faltaba sólo un minuto para la hora de cierre cuando llegamos. Bendita Bárbara.
          Pero...


TANTAS HORAS SENTADO EN LA FURGONETA HABÍAN HECHO MELLA EN GERARDO. CUANDO SUBIMOS A LA HABITACIÓN, DESPUÉS DE LA DUCHA, VIMOS QUE TENÍA EL PIE DERECHO HINCHADO COMO UNA PELOTA. LO CIERTO ES QUE NOS ASUSTAMOS UN MONTÓN PORQUE HACÍA UNOS MESES QUE HABÍA TENIDO UNA PEQUEÑA FLEBITIS Y NO QUERÍAMOS PENSAR EN TENER QUE BUSCAR UN HOSPITAL Y QUE EL POBRE TUVIERA QUE SER INGRESADO. HABLAMOS CON SU HERMANA CRIS, QUE ES ENFERMERA, Y NOS DIJO QUE LE DIÉRAMOS UNA ASPIRINA PARA LA CIRCULACIÓN Y LE LEVANTÁRAMOS EL PIE, QUE PROBABLEMENTE NO FUERA NADA SERIO. ASÍ LO HICIMOS Y, AFORTUNADAMENTE, AL DÍA SIGUIENTE ESTABA COMO NUEVO.

          Llevábamos casi una hora en el albergue cuando finalmente llegaron MariMar y Alberto. Entre que las distancias que habíamos intuido en el mapa no tenían nada que ver con la realidad y que se habían perdido un poco, nuestro plan de emergencia para llegar a tiempo al alojamiento nos había salido como un tiro por la culata. 


ESTELA, VERO Y BÁRBARA FUERON A BUSCAR COMIDA MIENTRAS
GERARDO Y YO NOS DUCHÁBAMOS. CUANDO REGRESARON
SALIMOS AL JARDÍN Y NOS PUSIMOS LAS BOTAS DE PIZZA Y FRUTA.
UNA DELICIA EL PRIMER CONTACTO CON LA COMIDA ITALIANA.

          Después de comer, siguiendo las instrucciones de Cristina, acostamos a Gerardo con la pierna elevada sobre cojines para que se le fuera desinflamando. Yo me quedé con él para cuidarlo y para trabajar un rato en la historia de ese 6º Discamino que estaba a punto de empezar. Cada día trataba de escribir una pequeña crónica que colgaba en el Facebook con la idea de pasarla después a este blog; ¿por qué hacerlo así y no directamente? Pues porque con el Facebook consumía menos cantidad de datos de internet que con el blog y no estaba la cosa para despilfarrarlos. 
          El resto del grupo marchó hacia la plaza de san Pedro para ir al Portone de Bronzo del Palacio Apostólico a recoger las invitaciones para la recepción del día siguiente. Iban emocionados ante la perspectiva de un paseo por Roma pero resultó que, después de todo, de todas las vueltas que habíamos dado, de las diferentes peticiones escritas, de las reuniones con el enviado de Roma a la novena del Cristo de la Victoria de Vigo, de los correos y las cartas al y del Vaticano, de los Twitters,... después de todo eso, resultó que las invitaciones que había que recoger para asistir a la recepción con Su Santidad no eran más que fuegos de artificio. 
          Estela, Marimar, Vero y Alberto, guiados por Bárbara, llegaron a la plaza de San Pedro con la carta que nos envió el personaje de turno de la curia papal, "su excelencia" el prefecto Georg Gänswein. Buscaron el sitio en cuestión y, se dirigieron al guardia suizo que custodiaba la Prefectura. Le mostraron la carta y le preguntaron a quien debían dirigirse. El hombre, tras echar un vistazo al papel, les dijo que no existían tales invitaciones, que la oficina en la que había que recogerlas estaba cerrada (y lo estaba, porque la vieron) y que, si queríamos ver al Papa al día siguiente, tendríamos que hacer cola igual que las jovencitas en los conciertos, es decir, personarnos allí a las 6 de la mañana para buscar la suerte de estar entre los elegidos cuando abrieran las puertas a las 10:30. Gerardo había dormido 4 horas la noche anterior y tenía un pie hinchado de estar tanto tiempo sentado en la furgoneta así que... ¿sería prudente levantarse a las 5:00 de la madrugada y hacer cuatro horas y media de cola? Lo cierto es que no lo sabíamos aunque lo más probable fuera que no. En aquel momento de rabia y decepción busqué fotos del Papa Francisco y colgué en el Facebook la peor que encontré, acompañada de estas palabras:


NO SÉ. LO VAMOS A MADURAR ESTA NOCHE Y YA OS LO CONTAREMOS. ¿A QUÉ TANTO ROLLO CON LAS PUÑETERAS INVITACIONES? PODEMOS PENSAR QUE EL GUARDIA SUIZO ES UN "MALANDRÍN" QUE NOS QUIERE JODER PERO... NO, LA MONJITA SOR "NO SÉ QUÉ" LO HA CONFIRMADO: "VERLO LO VERÁ, PERO TENDRÁ QUE VENIR A LAS 6 DE LA MADRUGADA."  SÍ SOR, VERLO LO VERÍA, SI NO FUERA CIEGO...NO TE JODE. EN FIN, A VER QUÉ PASA

          Todo esto lo supe y lo pensé mientras trataba de escribir algo en el ordenador aprovechando el WiFi del albergue. Digo trataba porque, como he dicho en más de una ocasión, y él mismo no se corta un pelo en admitirlo cuando se presenta a la gente que asiste a alguna de nuestras conferencias, Gerardo no para de hablar ni debajo del agua y ese día no iba a ser diferente. Pensé que estaría agotado del viaje y que se metería una buena siesta entre pecho y espalda pero... ni hablar. Según parecía, su "oigo poco, veo poco, hablo mucho" aquella tarde se iba a quedar bastante corto de valoración en lo tocante al habla. Parecía un disco rallado queriendo saber cada detalle de lo que había pasado durante el viaje, lo que estaban haciendo los demás en esos momentos, especialmente su querida Mar, lo que íbamos a hacer al día siguiente y el otro y el otro..., la hora en la que veríamos al Papa (pobre iluso), desde donde empezaríamos a pedalear, qué íbamos a cenar, donde desayunaríamos al día siguiente,...y un millón de cosas más. Cuando recibí la llamada y me enteré de lo que pasaba, empecé a cabilar buscando soluciones y sólo encontré dos: 
               - ir a hacer la dichosa cola a sabiendas de que sería prácticamente imposible ser los primeros y acceder al Papa 
                  - o buscar un Papa alternativo para que Gerardo no se llevara la mayor desilusión de su vida. 

          Sé que a alguien le puede parecer hasta blasfemo pero, la verdad, me tiene sin cuidado. Decidí que al día siguiente me levantaría y conseguiría algo que fuera lo más parecido a una túnica blanca y un anillo gordo, todo para que mi colega pudiera confundirlos con las cosas del Papa. Cuando lo tuviera, saldríamos todos juntos del albergue, daríamos una vuelta en la furgoneta, pararíamos cerca de una iglesia, bajaríamos a Gerardo, me pondría la túnica y el anillo, entraríamos en la iglesia para tener el olor, el frescor y la penumbra adecuados y, tras hacerle esperar un rato, "haríamos que Gerardo tocara al Papa y que el Papa le  diera la bendición". 
          Estaba acabando de darle vueltas al plan cuando sonó mi teléfono. Era MariMar.


- Javi, corre, copia esta dirección de correo electrónico y manda un e-mail diciendo que lo escribes de parte de una familia argentina que te ha facilitado el contacto y en el correo explica lo que ha pasado.
- ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿Qué dices?!!
- Hazme caso. Tú mándalo. Es de un monseñor y dicen que nos va a ayudar a entrar mañana a la recepción.
- ¿¡¡¡Quién dice eso!!!?
- Ya te lo contaré. Ahora escribe el e-mail, corre.
- Estáis como putas cabras. ¿Tú crees que nos va a contestar un monseñor y que va a arreglar este lío en este rato que queda hasta la noche?
- Yo que sé, pero no perdemos nada, ¿no? -insistió mi hermana.

          Total, que lo escribí: 

Estimado padre. Le escribo porque una familia argentina, que al parecer le conoce a usted bien, me ha dado su correo electrónico.Somos de Vigo, España y hemos venido a Roma para ir desde aquí en peregrinación a Santiago de Compostela como hizo hace 800 años san Francisco. Con nosotros llevamos a un joven sordo ciego que tiene una ilusión loca por conocer a Su Santidad. Hicimos gestiones con el Vaticano y nos enviaron una carta para retirar hoy unas invitaciones para asistir a la recepción de los miércoles, pero nos acaban de decir que no existen tales invitaciones y que si queremos ver al Papa tendremos que estar haciendo cola desde las 6 de la mañana en la plaza de san Pedro para estar entre los elegidos cuando abran las puertas de no sé que salón. Gerardo, el chico sordo-ciego, va a pedalear en un triciclo con nosotros pero no puede estar otra noche sin dormir en condiciones (hoy durmió 4 horas por el viaje en furgoneta), ni hacer una cola de 5 horas sentado porque durante el trayecto hasta Roma se le hinchó una pierna de ir tanto tiempo en esa posición sin moverse. Nos han dicho que le escribamos y que nos contestará algo. Le saludo con respeto y espero con impaciencia. Javier Pitillas.
          Y, efectivamente, antes de finalizar el día, nos respondió:

Preséntense mañana a las 8:30 en la Puerta de Santa Ana, entre los argentinos. Un guardia tendrá una lista con su apellido.

A LAS 08:15 NOS PUSIMOS A UNA COLA DE MÁS DE CIEN PERSONAS. EN TORNO A LAS 09:00, UNOS GUARDIAS DE PAISANO ABRIERON EL PORTÓN Y EMPEZARON A COMPROBAR NOMBRES Y DOCUMENTOS DE IDENTIDAD EN EL ORDEN DE LA FILA. TRAS MÁS DE MEDIA HORA INTERMINABLE LLEGAMOS POR FIN A LA PUERTA. EL GUARDIA ME PREGUNTÓ EL NOMBRE Y ME PIDIÓ LA DOCUMENTACIÓN. LE DIJE QUE ME LLAMABA JAVIER PITILLAS. SIN MIRAR LA LISTA RESPONDIÓ: "AH, SÍ. USTED ES EL ÚLTIMO. ACABAN DE ANOTARLO AHORA MISMO. ¿CUÁNTOS SON USTEDES?" 
LE DIJE QUE ÉRAMOS 7 Y ME DIO 7 PASES. 

BENDITO SEA, MONSEÑOR KARCHER, PENSÉ.

EL PAPA SE NOS ACERCÓ Y LE COGIÓ UNA MANO AL TIEMPO QUE LE IMPONÍA LA OTRA PARA BENDECIRLO. GERARDO LE DIJO QUE VEÍA POCO, OÍA POCO Y HABLABA MUCHO Y QUE ERA UN PEREGRINO AVENTURERO QUE SE IBA A SANTIAGO EN BICICLETA. CUANDO FRANCISCO SUPO QUE GERARDO ERA SORDO CIEGO, UNIÓ SU CABEZA A LA DEL PEREGRINO AVENTURERO Y REZÓ. 
FUE UN MOMENTO EMOCIONANTE, IMPOSIBLE AGUANTAR LAS LÁGRIMAS Y MÁS CUANDO, AL QUEDARNOS SOLOS DE NUEVO, MI AMIGO ME PREGUNTÓ: "JAVIER, ¿AHORA ME CURARÁ LOS OJOS Y PODRÉ VER Y OÍR OTRA VEZ." TRISTE TENER QUE DECIRLE QUE NO. HABRÁ QUE VOLVER A ROMA PORQUE ESTA VEZ EL MILAGRO FUE PODER ESTAR CON EL PAPA Y CREO QUE SÓLO HAY UNO EN CADA VISITA A LA CIUDAD SANTA.

          En cuanto nuestros amigos y familiares supieron que finalmente habíamos estado con el Papa Francisco y que Gerardo había sido bendecido por él, empezamos a recibir mensajes dándonos la enhorabuena y diciendo lo magnífico y estupendo que era yo por haber conseguido hacer realidad lo imposible. Esos mensajes me llenaron de vergüenza porque había sido mi hermana MariMar y no yo quien había logrado estar aquel día en la sala Pablo VI. Esto fue lo que sucedió:


COMO YA ESCRIBÍ, DIJERON QUE LA INVITACIÓN NO EXISTÍA. MI HERMANA DISCUTIÓ, ARGUMENTÓ, LLORÓ...Y CONSIGUIÓ QUE EL GUARDIA TITUBEARA Y FUERA A CONSULTAR CON UN SUPERIOR. TESTIGO DE TODO ESO FUE UNA FAMILIA ARGENTINA QUE NO HABÍA PODIDO ENTRAR AL VATICANO PORQUE LA ABUELA LLEVABA UN VESTIDO SIN MANGAS. MARIMAR LE HABÍA OFRECIDO SU CHAQUETA PARA QUE PUDIERA ACCEDER PERO NO LA ACEPTARON PORQUE LA NIETA, QUE IBA EN PANTALÓN CORTO, TAMPOCO PODÍA ENTRAR. EL GUARDIA REGRESÓ CON LA MISMA RESPUESTA: "USTEDES NO ESTÁN EN LA LISTA". MI HERMANA VOLVIÓ A LLORAR PERO SUS LÁGRIMAS NO LOGRARON SOLUCIONAR NADA. IBA A MARCHARSE YA, CUANDO LA FAMILIA ARGENTINA LE LLAMÓ Y LE DIJO: "ENVÍA UN CORREO A ESTA DIRECCIÓN EXPLICANDO LO QUE OS HA PASADO Y SEGURO QUE TE CONTESTAN." LO DEMÁS YA LO SABÉIS. AL DÍA SIGUIENTE COINCIDIMOS EN LA COLA CON AQUELLA FAMILIA. NOS ABRAZAMOS Y LES DIMOS MIL VECES LAS GRACIAS. 
SIEMPRE QUE HABLO DE  ELLO LO LLAMO "EL MILAGRO DE LA CHAQUETA".




YA SÓLO NOS QUEDABA PEDALEAR

1 comentario:

  1. A pesar del tiempo transcurrido, y de haber seguido las andanzas de Gerardo y compañía en vuestro DisCamino 2014, todavía me emociono cuando te leo, Capitán. Fuerte abrazo desde Cordoba.

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