Siempre me pregunté para qué serviría esto de los blogs, los facebooks y los twitters y todo lo que se me ocurría estaba relacionado con el exhibicionismo: "¿para qué querría la gente ponerse en un escaparate? ¿no les daría reparo que cualquiera pudiera acceder a sus pensamientos y reflexiones?" Y me negaba a dejar que mis cosas se airearan.
¿Qué hago entonces abriendo uno de esos? Muy fácil: aplicar la máxima que dice eso de que "de sabios es rectificar". Sí, justo eso, porque ya no me parece mal que alguien pueda leer lo que escribo y, por tanto, saber lo que pienso; es más, me encantará saber que alguien ha leído lo que publiqué y que, tal vez, incluso pudo servirle de algo.
¡Ya era hora!
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